El diálogo con las cartas del tarot es uno de los primeros pasos que hay que dar para entender todo el desarrollo de una tirada de tarot. En el artículo inicial, El Tarot, se habla de las características de los palos, cartas de la corte, arcanos mayores y menores, etc…
Pero es importante, que nos hagamos una idea de la importancia que tiene la imagen de las cartas, y el diálogo interno que se plantea en nosotros. Cogemos nuestra baraja de tarot, y es el momento de que las cartas pasen una a una, delante de nosotros para contarnos historias, su historia.
La que está repleta de mitos, caballeros, damas, ángeles y demonios, ilusiones y esperanza. Pero si prestamos atención poco a poco nos iremos dando cuenta de que la historia que cuentan no nos es ajena ya que es la nuestra, que puede hallamos olvidado o no sabíamos como recordar.
Los actores de este escenario somos nosotros, somos la figura que observamos en la baraja. Es una especie de transferencia bastante particular ya que nos da la oportunidad de cambiar nuestro destino. Al ser nosotros la figura de la carta de tarot, podemos actuar o resistirnos ante cualquier adversidad que se nos presente, por más terrible que parezca.
Se nos plantea la posibilidad de anticiparnos a un problema, o de alargar las acciones, o incluso evitar a alguien con el que vayamos a encontrarnos y no queramos, podemos asegurarnos de no estar en determinado lugar. Con visualizaciones potentes seremos capaces de mentalizar situaciones agradables e incluso favorables.
En ese momento, además de mantener la concentración, podremos permitirle a la imaginación que reviva situaciones que hayan vuelto a nuestra memoria espontáneamente. Permítale a la imaginación y la fantasía que lo haga viajar, y que al volver se esté repleto de recuerdos y experiencias. De aquí surge el misterio de la adivinación a través de las cartas de tarot, de la interacción constante entre ellas y nosotros, intercambio que se prolonga hasta que se consigue satisfacer nuestros deseos.
Lamentablemente debemos aclarar que el Tarot no está hecho para aquellas personas que tienen deseos de morir, pues su identificación con las cartas del tarot es muy negativa y frustrante, y solo ven muerte; y esto lo saben las cartas pues en ellas está escrito su destino, y lo conocen desde antes de haber tirado las cartas. Por ello, es importante saber prepararse para realizar una tirada de tarot bien, o para una consulta de tarot telefónico o videncia telefónica.
Gestos de las Cartas del Tarot
Las cartas del tarot tienen gestos particulares en sus figuras, estos no están por casualidad y es bueno conocer lo que nos quieren decir, pero para esto sería bueno una aproximación al estudio de la gestualidad en la Edad Media.
Los hombres medievales no hacen gestos en vano, los hace con un fin particular, por ejemplo para favorecer o perjudicar a alguien, y cuando lo hace tiene muy claro que alguien lo está controlando u observando, un Dios, un Ángel o un Demonio. Solamente un loco o demente hace gestos sin sentido, pero si un caballero besa su espada o un monje reza sólo en su celda, hay que saber interpretarlos, pues sus gestos no son sólo para sí mismos.
Tradicionalmente el gesto es una expresión del alma, de los sentimientos y la moralidad, es una característica especial del movimiento y tiene significados particulares. En la cultura medieval esa movilidad se asociaba a lo inestable, lo transitorio; concepto que se ve en la carta de La rueda de la fortuna, en el lado opuesto estaría la estabilidad de Dios.
Hay gestos negativos, peyorativos, como las gesticulaciones desordenadas y los gestos positivos, como los actos heróicos. En la obra De universo, del año 856, escrita por Rábano Mauro, aparece el sentido positivo y negativo en los gestos más usuales. Primero los elementos positivos de un gesto, por ejemplo: estar de pie, mostrando firmeza de la fé; caminar, como un esfuerzo por llegar a Dios; estar sentado, es un abandonarse a Dios.
Y ejemplos negativos: estar distendido, es sucumbir a la pasión; el descenso, como una caída, un abandono a Dios. Pero también se analizan gestos neutros, que serán buenos o malos según la intencionalidad que se les dé.
Por esto es fácil reconocer que en cada figura de las cartas del tarot, hay que mirar más allá, y en cada tirada y análisis buscar en los recuerdos para encontrar explicaciones en aquellos casos que no sea tan claro el fin de la gestualidad del dibujo. Muchos se sorprenderán si son capaces de ser honestos con sí mismos, y admitir si sienten rencores o malos sentimientos hacia alguien, mediten sobre lo que ven y sobre lo que no quieren reconocer; no siempre saldrán las cartas de tarot que uno quiere que salgan, pero admitir defectos es abrir el camino a una liberación que a la larga llegará, si se logra un equilibrio.
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