Es bastante difícil encontrar el origen verdadero en la historia del Tarot. Como con otras cartas y barajas, son muchos los que lo ubican en la civilización egipcia, ya que se pueden advertir ciertas analogías entre los jeroglíficos y los arcanos mayores. De esta manera otros encontraron similitudes con algunos juegos de origen oriental, aunque lo que parece más probable es que se haya creado en la Edad Media, en Europa.
Hay muchos detalles que no se conocen, como por ejemplo si los arcanos mayores y los arcanos menores fueron inventados a la vez o por separado, y luego se unieron en una sola carta o si quizás ya se inventaron como una sola carta desde un principio.
Hay hipótesis que se apoyan en un origen gitano, lo que puede venirse abajo si, aunque se acusó a los gitanos de practicar la adivinación, se reconoce que las barajas de tarot no se mencionan nunca. La utilidad exclusivamente adivinatoria de las cartas se remonta a los finales del siglo XVIII.
Cierto científico llamado Gebelin, en su libro «Le monde primitif», de 1781, expresa sus argumentos a favor de que el origen sea egipcio.
Éste decía que los arcanos mayores provenían de un antiguo libro egipcio, El Libro de Thoth, sobreviviente de un incendio que arruinó varios templos, teoría que resulta esotericamente atractiva y al relacionar el Tarot con la cultura y sabiduría egipcia le otorgaba cierta credibilidad que no tenía. Los libros posteriores se basaron en la teoría de Gebelin, incluso aquellos que no estaban de acuerdo.
Historia del Tarot
Otra de las teorías sobre la historia del Tarot narra que el origen del Tarot viene dada por un profesor de Matemáticas, Etteilla, que en realidad se llamaba Jean Francois Alliette, y que en 1770 da en uno de sus libros las reglas para «jugar el Tarot«. Claro que se basaba en sus propias teorías, y sin embargo son muchos los que han terminado usando su técnica.
Etteilla afirmaba que los distintos significados de las barajas de tarot dependían de diversos factores, como por ejemplo el nombre de la carta, el número, la disposición en la que quedaban sobre la mesa, así como de la comparación con diferentes tiradas, diferenciaba la posición, si quedaba derecha o invertida.
Muchos, después de Etteilla, intentaron demostrar científicamente el origen del Tarot, pero a mediados del siglo XIX aparece una teoría relativamente interesante y sugestiva, la de una señorita llamada Lenormand. La de esta persona y sus contemporáneos se basan en ideas fantásticas y que muchas veces sirven para sugestionar a la gente y dejarse influir por otros que no siempre tienen buenas intenciones.
En los intentos de explicar el Tarot, estos autores iban demasiado atrás en el tiempo buscando el origen del Tarot y después se les hacía difícil compaginar sus teorías, dando para ello saltos enormes en el tiempo. Algunos tuvieron hasta que cambiar la numeración del los arcanos mayores para hacerlos coincidir con un esquema determinado.
Se podría decir que la única obra moderna que supo incluir además del espíritu del juego, la localización precisa de su origen histórico, es la de Oswald Wirth, en 1927. Es uno de los análisis esotéricos del simbolismo del Tarot más importantes, encontrando los orígenes del juego en el simbolismo de la Edad Media, dandole un toque de ocultismo y admitiendo el contenido esotérico de todos los tiempos que tiene el Tarot.