Seguramente alguna vez hayas oído que algo «está escrito en las nubes». Suena raro, sí, pero tiene su lógica. La aeromancia (de aero que es «aire» y manteia que significa «adivinación» en griego) no es otra cosa que una antigua técnica de predicción. ¿Y qué tienen que ver las nubes en todo esto?
Pues bien, quien poseedor de un don y de un saber técnico se dedica a este arte de la adivinación obtiene valiosa información a través de la lectura y la interpretación de los fenómenos atmosféricos. Sí, así como lo lees. Interesante, ¿verdad? Entérate de qué se trata esta mancia y qué puede hacer por ti para cambiar tu día a día.
Esta técnica predictiva es una rama de la astrología. La misma estudia la atmósfera y sus diferentes elementos, tales como las nubes (analizando su volumen, forma, densidad y posicionamiento), las masas de aire (vientos), las nieblas, las precipitaciones, los truenos y los rayos, entre otros. A ellos se añade la posición de los planetas (que puede ser positiva o adversa), las lluvias de estrellas, la caída de meteoritos y el paso de cometas o estrellas fugaces.
Es decir, para hacer una predicción es preciso combinar concienzudamente los diversos datos e interpretarlos con maestría. Por ello mismo no cualquier persona dedicada a la adivinación es capaz de dominar la aeromancia.
Interpretando las nubes: aeromancia
¿Cómo es que las nubes aportan datos?
Te preguntarás: ¿en qué consiste la adivinación basada en la observación de los llamados «fenómenos del cielo»? Quien tiene en el alma un interrogante, con los ojos cerrados, se concentra en algún tema que le preocupa y sobre el mismo lanza una pregunta. Luego, conducido por su intuición, abre los ojos y observa los cielos buscando la respuesta a su cuestionamiento.
Claro que no todos estamos preparados para poder interpretar aquello que se presenta ante los ojos. Al menos no para interpretarlo de manera certera. Por ello se acude a un especialista en esta mancia. Los entendidos que han dedicado años al estudio de esta alegan que un espíritu versado en este tipo de adivinación puede recibir ciertos mensajes observando las formas heterogéneas de las nubes y de los diferentes elementos del espacio sideral.
Según los investigadores, esos indicios o señales del cielo motivan psíquicamente al consultor que posee el don específico de la adivinación a interpretarlos a modo de mensaje eficaz y ajustado a la consulta de quien acude a él o a ella solicitando ayuda y, en concreto, respuestas. Es decir, la verdad oculta solo puede develada por alguien capaz de dominar los lenguajes diversos que habitan este Universo, tales como el de las nubes y sus movimientos.
Distintas subramas de la Aeromancia
El arte de la adivinación partiendo de los fenómenos atmosféricos es muy complejo y está dividido en subtipos, a saber:
- Austronomancia. Parte de la observación y el estudio del viento (conocido bajo el nombre de aerología): sus ráfagas, su intensidad y sus constantes cambios de dirección.
- Caomancia. Estudia la caída de meteoritos, cuerpos celestes y estrellas fugaces.
- Ceraunoscopia. Investiga los truenos, los efectos relampagueantes y las centellas.
- Nefomancia. Es la adivinación que interpreta en concreto el movimiento, la posición y la forma de las nubes.
Algo más sobre la historia de esta mancia
Es uno de los métodos de predicción más primitivos. Desde tiempos inmemoriales, las tormentas, los truenos o las lluvias de estrellas fueron interpretados por el hombre como una manifestación de la voluntad y del buen o mal humor de los dioses. Ya en la Antigua Babilonia los sacerdotes lo usaban y en la Biblia se hace referencia a esta mancia en el capítulo 18 del Deuteronomio.
En efecto, fue muy utilizada por los pueblos antiguos para sacar provecho a las señales que da la naturaleza (que se repiten y se asocian a determinadas circunstancias). Los fenómenos de la atmósfera tienen mucho que decir y pueden aportar información trascendental capaz de influir positiva o negativamente en tu vida.
Antiguamente, los militares y nobles consultaban a magos o sacerdotes para saber qué tenía para decirles el cielo. Los datos que aportaba este tipo de consultas eran considerados de primera mano y servían para luego tomar decisiones de diversa índole vinculadas a la vida política de una comunidad.
También la gente común recurría a los maestros en este arte adivinatorio (mensajeros de los dioses) para saber cómo afectarían los vientos, las lluvias o los rayos la próxima cosecha de los frutos de la tierra. A cambio, ellos brindaban ofrendas a las divinidades.
Ahora que conoces a fondo de qué va la aeromancia, no dudes en recurrir a un vidente o tarotista especializado en esta técnica de adivinación (en nuestra web contamos con varios versados). Nunca se sabe de dónde puede venirte un mensaje o una señal. Quizá te llegue de las nubes. Averígualo: consulta a alguien capaz de mirar el cielo con ojos expertos.
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