La alquimia espiritual comenzó su recorrido en Mesopotamia y China casi en los inicios de nuestra historia. Ha sido la precursora principal de la química y comenzó en el año 500. Muchos alquimistas famosos, como Giordano Bruno, pasaron su vida en búsqueda del elixir de la inmortalidad y realizaron avances por los que fueron juzgados y condenados. Los alquimistas estaban adelantados a su tiempo.
Si nos centramos tan solo en la mera apariencia, podríamos decir que los alquimistas soñaban con los cambios físicos de los metales. Sin embargo, el mayor desarrollo de la alquimia se ha dado en el interés del cambio de lo más profundo del ser de las personas y de la evolución espiritual.
La alquimia espiritual es maravillosa y nos puede ayudar a lo largo de la vida. Es, por ejemplo la transformación del odio en el amor, del orgullo en el perdón, de las dudas en la fe. La alquimia es un conjunto de cambios que llevan dedicación, compromiso de mejorarnos a nosotros mismos, disciplina, dedicación y amor. No hay nada mejor que los cambios de nuestro interior para actuar correctamente.
El ser humano necesita dejar el ego a un lado para comenzar a tomar conciencia, ya no solo de sus fallos, sino también de sus dones. Los sabios que se dedican a la alquimia espiritual nombran este proceso como el despertar de la conciencia. Esto nos lleva a actuar con amor, bondad y coherencia.
El dolor es evolución para la alquimia espiritual
Es muy habitual pensar que algo está fallando a nuestro alrededor, que nuestra vida no es tan perfecta como nos gustaría. A menudo pasamos por situaciones difíciles, nos llegan problemas que no nos hemos buscado o tenemos contradicciones internas que nos hacen sentirnos mal con nosotros mismos. Esto es lo que nos demuestra que todos pensamos de algún modo que debe existir alguna forma de vida en la que estas dificultades no estén presentes.
Sin embargo, pensar que las dificultades van a dejar de existir aun inconscientemente, no nos ayuda en nada. Pero esto no debe preocuparnos. ¡Qué más da que la vida sea difícil en sí misma! Los obstáculos siempre son oportunidades para crecer. Desde que nacemos, comenzamos a evolucionar. Venimos al mundo con las cargas sociales de nuestro entorno, así como con las de nuestras familias.
Más tarde, vamos creciendo y surgen nuestros propios miedos, problemas y necesidades. Nos enfrentamos a las pérdidas, al dolor emocional, al físico, a las enfermedades, al miedo a la muerte, etc. No obstante, cuando todas estas circunstancias nos llevan a comprender que no existe la vida perfecta y que por tanto no tiene sentido buscarla, estaremos dando un gran paso.
El punto de partida de la alquimia espiritual es la renuncia a la fantasía de la vida perfecta. Este es el primer paso evolutivo que tiene por delante un proceso muy largo de aprendizaje. Así, como hacían los antiguos alquimistas, comenzaremos a convertir en oro el plomo. Es decir, aportaremos a nuestras vidas un enfoque positivo y de aprendizaje gracias a las dificultades, el dolor y los problemas.
¿Nunca has escuchado la frase de que el dolor es inevitable, pero que el sufrimiento es opcional? De eso se trata. Hay vivencias que tenemos como insoportables, pero lo que nos hace concebirlas como tal está en nuestra mente. Todo se encuentra en las perspectivas que decidimos darles a dichas vivencias, a cómo leemos nuestra realidad.
La alquimia espiritual la practicamos todos de algún modo, solo que a veces en nuestra propia contra. Hasta la más bella de las experiencias puede ser mala si decidimos mirarla así. Un ejemplo común es el amor a través del control y de los celos por miedo al sufrimiento. Ahora es el momento de utilizar la alquimia espiritual a nuestro favor y comenzar a crecer y a evolucionar con ella.
¿Qué es la piedra filosofal?
La piedra filosofal es necesaria en el proceso de la alquimia emocional. Pero ¿qué es exactamente? La piedra filosofal es un concepto mental que supone la manera en la que enfocamos nuestras percepciones y organizamos nuestras ideas.
Es el proceso mental en sí mismo de cambiar por crecimiento el dolor, las contradicciones o la privación. Por ejemplo, imagínate una simple roca. Te puede valer para darle patadas, para dañar a otras personas o para construir tu hogar. Todo dependerá de lo que esté en tu mente. Con el sufrimiento ocurre lo mismo.
Siempre vamos a estar expuestos a las ideas que nos aterran: desamor, rechazo, no alcanzar nuestras metas, etc. Pero hay que darle un enfoque constructivo.
En definitiva, la alquimia espiritual es un procedimiento en el que transformamos nuestro interior. Solo podemos decidir realizarlo y realizarlo en sí, nosotros mismos. No es fácil, no nos garantiza que nuestras experiencias vayan a ser todas buenas. Pero sí nos protegerá de la desesperanza, del sufrimiento y de la manera en la que nos tomamos nuestras adversidades.
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