Desde los albores de la historia humana, el ocultismo y el esoterismo se han valido de ciertos objetos tan reconocidos que ahora son partes incluso, de nuestra cultura popular. Tal es el caso de las bolas de cristal.
Básicamente consiste en una esfera de vidrio a la que se atribuyen poderes mágicos y propiedades adivinatorias. Ha perdurado a pesar de los cambios en las civilizaciones y el uso continuo de otros artefactos. Como una muestra de sus grandes poderes ha sabido llegar hasta nuestros días intacta.
Dónde surgió la bola de cristal
La esfera de cristal o bola, surge como símbolo esotérico del infinito. Su superficie sin bordes y redondez perfecta es sinónimo de una totalidad existente en el mundo y el universo. Esto representa todo ideal del humano, convertirse en un ser perfecto, sin principio ni fin.
Al principio, como artefacto adivinatorio, se utilizaban las fuentes de agua, las personas se observaban y se interpretaba sus propias apreciaciones. Después fueron popularizados los espejos que poco a poco se fueron transformando hasta llegar a las modernas bolas de cristal que no han perdido ni un ápice de misterio y eficacia.
Poderes sin igual
Las bolas de cristal son muy apreciadas por el hecho de que sumerge la mente humana en su propio interior y mostrar los verdaderos deseos y motivaciones para actuar. Es decir que muestra una representación del inconsciente del individuo y por lo tanto predice los actos y hechos.
En la práctica se dice que debe permanecer con una sola persona. Un solo dueño debe tener. Porque al utilizarla, la persona la impregna con sus propias energías, que son también capaces de ser transferidas. Por lo tanto si la toca otro sujeto ajeno recibirá una descarga de los pensamientos positivos y negativos del legítimo amo.
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